Existen personajes en el arte que por su insistente presencia pareciera que siempre hemos conocido. Es el caso de quienes, se cree, fueron Giovanni di Nicolao Arnolfini y su esposa Costanza Trenta, retratados en 1434 por el maestro flamenco Jan van Eyck: dos rostros que aún anónimos aparecen todo el tiempo en nuestra memoria visual. Proveniente de Lucca, en la Toscana italiana, Arnolfini vivió casi toda su vida en la ciudad de Brujas, donde se casó y amasó una notable fortuna como comerciante de seda y otros textiles. Este pequeño óleo, que de
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