La noche del 26 de diciembre de 1900, un pequeño barco se adentraba en las Islas Flannan de las Hébridas rumbo a una pequeñísima isla: Eilean Mor. A día de hoy, este trozo de tierra singular suspendida en el océano llama la atención sólo por un aspecto, por su faro. Las únicas personas que habitan Eilean Mor son los guardianes del faro. Si bien es cierto que en la actualidad los faros están automatizados y la tecnología sustituye ya la mano humana, hasta no hace mucho en esta isla solían haber tres fareros
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