Se conoce como disonancia cognitiva el conflicto entre dos ideas contradictorias que se pelean en nuestra cabezota. Por ejemplo, tal vez creamos que todos los que fuman porros son unos drogadictos depravados, mientras saboreamos satisfechos un whisky de malta de 15 años. No hace falta ser un lince para saber que el alcohol es varios órdenes de magnitud más peligroso que el cannabis, concretamente 114 veces, si nos ceñimos a la mortalidad de una y otra droga.
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