Constantino fue un emperador de una importancia histórica enorme. Tras imponerse a sus numerosos rivales por el trono, fundó una nueva capital: Constantinopla, sobre la antigua ciudad de Bizancio. Los siguientes trece años vivió en la corte imperial, defendiendo el Imperio de sus enemigos exteriores. Volcado sinceramente en crear una sociedad más justa y ordenada para sus súbditos era el dueño de una poderosa y compleja personalidad que le llevo a la violencia contra alguno de sus seres queridos más próximos.
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