El batiscafo no tenía sistema de evacuación, así que hacían sus necesidades en una bolsa. Se alimentaban con latas en conserva, bollería industrial, barritas energéticas y latas de Red Bull, para mantenerse despiertos. Tenían llagas en la piel, provocadas por los trajes de neopreno impregnados de agua y grasa que llevaban puestos todo el tiempo. Y solo seis estrechas ventanas para mirar al exterior.
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