Los textos clásicos sobre la agricultura están mayoritariamente dedicados al cultivo de la vid y del olivo, se menciona poco sobre el cultivo de los cereales. Desde muy antiguo el cultivo del cereal va unido a tierras de secano. El secano va unido al barbecho, esto es, dejar la parcela sin cultivar para su recuperación ayudándola, incluso, con el pastoreo del ganado o prendiendo fuego a los rastrojos a fines del verano para añadir con las cenizas un abono natural, prácticas que aún se utilizan en la actualidad.
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