Durante el siglo XIX la imagen de la prostituta en la pintura tuvo numerosos rostros, y, pese a ser una figura central dentro de la representación pictórica, a menudo ha sido denostada por la Historia del Arte. La pintura, la incipiente fotografía y después el cine se apoderaron de los cuerpos y las vidas de estas mujeres. Las prostitutas fueron convertidas en un objeto que mirar y consumir. Gracias a estas imágenes podemos hacer una especie de arqueología visual para comprender cómo evolucionó la prostitución.
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