Para ser amados, poder reproducirse y ser honorables ante otros varones, los hombres han debido demostrar aptitud para proteger y mantener a sus familias haciendo trabajos que en muchas ocasiones resultaban duros, y han tenido que arriesgar sus vidas participando en guerras. Pero estas «recompensas» por el valor, la autonomía y el sacrificio también han sido, a su vez, incentivos para reprimir los propios miedos y sentimientos. Es por esto que pedir prestar atención a los problemas masculinos y apelar a la compasión hacia ellos no cuaja...
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