Se llamaba Gregor MacGregor. Y en 1822 convenció a los escoceses de ir a Poyais, una paraíso inexistente de la que dijo ser príncipe. Siete barcos de colonos le dieron dinero y lo siguieron, muchos para encontrar la muerte. Poyais era tan fértil que podía producir tres cosechas de maíz al año, contó. Su agua era tan pura y refrescante que no había sed que no pudiera saciar. Y si eso fuera poco, pepitas de oro forraban el lecho de sus ríos. Además, Escocia no tenía ninguna colonia propia.
|
etiquetas: poyais , príncipe , macgregor , escoceses , estafa , alpha , omega