Porque a diferencia de la Estatua de la Libertad, el Monte Rushmore u otros monumentos estadounidenses, el letrero de Hollywood, emblema sin igual de Los Ángeles, la imagen más buscada por los turistas, estampa ubicua de gorras, tazas y camisetas, no nació para convertirse en símbolo de nada. Es más, cuando el 8 de diciembre de 1923 las 40.000 bombillas que lo adornaban empezaron a iluminarlo por segmentos, de forma alterna, lo que en realidad los angelinos pudieron leer en la ladera del monte Lee fue: HOLLY… WOOD… LAND… HOLLYWOODLAND
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