Reacciones químicas catalíticas han permitido diseñar una lámina bidimensional que cambia a forma 3D y se mueve de forma autónoma, --como una alfombra mágica--, en un fluido lleno de reactivo. "Durante mucho tiempo ha sido un desafío en la química crear un objeto no vivo que se mueva solo dentro de un entorno, lo que a su vez altera la forma del objeto, permitiéndole realizar tareas completamente nuevas, como atrapar otros objetos", explica Anna C. Balazs, de la Escuela de Ingeniería Swanson. En español:
bit.ly/2TwQxk7