Se llamaban Tsuyoshi Noda y Toshiaki Mukai, ambos eran japoneses, tenían la misma edad -treinta y seis años- y fueron condenados por la misma razón: crímenes de guerra y contra la Humanidad cometidos durante la famosa Masacre de Nankín. Lo que les llevó ante el pelotón de fusilamiento tras la Segunda Guerra Mundial fue el llamado Hyakunin-giri kyōsō, un macabro concurso por ver quién mataba antes con su espada a cien personas.
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