El final de la contracultura en la montaña vino con el triunfo de la escalada deportiva, con estética derivada del glam, del heavy y de la cultura hippy y del punk -pelos largos, mallas de colores, consumo de alcohol y drogas. En el cañón del Verdon o Buoux en verano en los años que van del 1985 a 1995 uno se encontraba con una multitud que parecía sacada de Woodstock, pero con músculos marcados. El nuevo paradigma de escalador se entrena en salas, cada vez más sofisticadas, cuyo número se ha multiplicado en las ciudades y tiene de referencia a
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