Celia Ruiz, tiene 86 años y no ha perdido el espíritu rebelde que la llevó a jugarse la vida repartiendo propaganda antifranquista, ayudando a los maquis, luchando por su condición católica contra las jerarquías eclesiásticas y haciendo frente a quienes encarcelaron a su padre. les llevaban a los maridos la comida a la cárcel”. “Los caciques y el cura, con su barriga pronunciada, celebraban reuniones para juzgar a los rojos. El cura presidía la reunión y daba la bendición para que se encarcelara o se fusilara a los que a los que pasaban por all
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