La imagen del típico pavo de los libros de historia de primaria, majestuoso y lleno de plumas de colores poco tiene que ver con lo que llega a nuestros platos. El pavo actual pesa el doble y crece dos veces más deprisa que los de los años 60. El color de las aves también ha sido modificado ya que el tono oscuro de las plumas podía dejar restos de color no deseables en la piel. Su tamaño no les permite volar, ni tan si quiera aparearse por sí mismos, por lo que dependen por completo de la inseminación artificial.
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