Durante la segunda guerra mundial el futuro primer ministro de Sudáfrica, John Vorster, estuvo preso por ser simpatizante nazi. Tres décadas más tarde le agasajaban en Jerusalén. En la segunda parte de su notable informe especial, Chris McGreal investiga la alianza clandestina entre Israel y el régimen del apartheid, cimentado con el último regalo de la amistad: la tecnología de la bomba atómica. Durante años, la mayor parte de judios de Sudáfrica no sólo no desafiaron al apartheid, sin que se beneficiaron y prosperaron bajo su protección.
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