Entre las sepulturas de varios monjes ha aparecido una cuyo ocupante no es humano. El arqueólogo Philip de Jersey y su equipo no se explican qué hace este primo de los delfines en una tumba de la edad media. En un principio se barajó la posibilidad de que alguien la hubiera escondido para comérsela más tarde. Las marsopas formaban parte del menú de los pescadores de la edad media en muchas localidades es costeras. De hecho, su nombre en inglés (porpoise) viene del latín medieval porcopiscus (literalmente, pez cerdo).
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