"Unos llegaron para incordiar un poco, como El Amolador. Otros confesaban una intención más punzante y envenenada, como La Abeja, que dio buen uso a su aguijón acribillando a serviles y hasta a los de la «Santa Chicharra», que era la atrevida blasfemia con que llamaba a la Inquisición. Luego estaban los que hacían alarde del ánimo más beligerante y que venían, según los casos, mejor o peor armados..."..."«Época muy simpática la de entonces, cuando en los periódicos nos enterábamos de que se cernía algún peligro..." Ainsi soit-il
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