En la guardería Guicciardi, en un barrio al norte de Milán, los responsables del centro se vieron necesitados de espacio y decidieron que el mejor sitio al que podían enviar decenas de volúmenes en perfecto estado era el vertedero municipal. Los alumnos de infantil de 5 años se han acercado con cara extrañada al castillo de ejemplares al lado de un contenedor de basura y, ayudados por sus padres, han comenzado a llevárselos a casa. El boca a boca hizo que hasta el lugar se acercaran incluso los niños de un colegio de primaria de la zona.
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