Nacido con el nombre de Eduardo antes de la proclamación de la II República Española, Gilda Love ha sido y continúa siendo un símbolo de la escena underground en la capital catalana, ciudad a la que llegó en 1967, en pleno tardofranquismo, y que ya no abandonó. Tras cumplir el servicio militar obligatorio, emigró y comenzó a actuar en locales emblemáticos del mundo travesti como el cabaret Madame Arthur de París. Atrás dejó una infancia donde, por la vía familiar, se le plantó la semilla del espectáculo, viajando de feriante y cantando.
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