Camilo José Cela entró en mi despacho. Teníamos que estar a las 11:00 en el Tribunal Supremo pues su presidente, Pascual Sala, iba a hacernos entrega del último garrote vil que se había utilizado en España para ajusticiar a Salvador Puig Antich, condenado a muerte. La Fundación Camilo José Cela pretendía exhibirlo en su sede de Iria Flavia, en una sala ya preparada. El macabro cometido no fue sencillo de llevar a cabo. Hubo que sortear varias etapas burocráticas hasta que, en los sótanos del Supremo, localizaron tres juegos de hierros.
|
etiquetas: camilo josé cela , salvador puig antich , garrote