La fotografía muestra a un caimán descansando sobre un tronco, aunque lo interesante yace en su cabeza, una corona repleta de mariposas vivientes. Cómo es que criaturas tan aparentemente frágiles como las lepidópteras osan acercarse tan íntimamente al imponente depredador. Para comprender este acercamiento, primero debemos comprender que biológicamente las mariposas requieren de sodio para producir sus huevos y también para fortalecer su sistema nervioso. Curiosamente los caimanes acumulan sales en su piel provenientes de sus lágrimas.
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