El alcalde del pueblo, el político de los pobres, el defensor de los necesitados. Todos estos títulos póstumos se le dan a Fermín Salvochea. El alcalde anarquista de Cádiz, aunque esto parezca una de esas contradicciones con las que todos tenemos que vivir día a día. Alcalde y anarquista. De familia rica, y sin embargo defensor de los necesitados. Lo tenía todo para ser un político más en aquel hervidero de pólvora que era España en el S. XIX. Y sin embargo, fue fiel a sus ideales. Defendió al pueblo contra los que expoliaban España.
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