Ambos productos, la aspirina y la heroína dieron buenos resultados económicos. Los médicos recibieron con entusiasmo la heroína y comenzaron a usarla con sus pacientes. En las primeras pruebas no parecía tener efectos secundarios, aunque no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a saltar las alarmas frente a lo peligrosa y adictiva que era. Esto acabó con su éxito comercial, pero sólo en Bayer. Cuando los médicos dejaron de inyectar la droga, comenzó a desarrollarse el mercado negro que sigue existiendo en la actualidad.
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