Uno de los descubrimientos más notables de las neurociencias ha sido la determinación de los circuitos de recompensa. Se sabe que Fedor Dostoievski escribió una de sus novelas, El jugador, acosado por las deudas, el apasionamiento amoroso y el desatino. Se suele ver el reflejo de esa pesadumbre en Alexei Ivánovich, el protagonista de la novela, un hombre seducido por la bella Polina, pero también por el juego. Tanto, que en los últimos párrafos se confiesa diciendo: “Si pudiera dominarme durante una hora, sería capaz de cambiar mi destino".
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