Lo exclusivo no es comprar en las tiendas de Goya o Serrano. Tampoco tener Spotify Premium y pasarselo por el morro a tus amigos en la siguiente fiestuky. Eso es sólo cuestión de dinero. De dinero vigilado por decenas de agentes de seguridad, visibles en Serrano e invisibles pero igualmente eficaces en Spotify. Lo exclusivo es haber ganado el acceso a un bookcrossing en el que nadie vigila tu encuentro a solas con 17000 libros.
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