Macron tiene un problema con los periodistas: los encuentra a veces inútiles, a veces incompetentes, en cualquier caso, nunca a su altura. Lo último: está a punto de cerrar la sala de prensa del Elíseo después de pensar en ponerla a disposición de Benalla. Charlotte Chaffanjon investigó el desdén de un hombre que no siempre ha odiado a los medios.
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