Según la investigadora Aurora Camacho, un nombre inapropiado “perjudica la proyección de la personalidad y contribuye al daño moral en la persona frecuentemente instada a explicar su nombre y ofrecer toda una disertación de cómo se escribe, de dónde lo sacaron y quién lo inventó”. Y prolongar estas situaciones incómodas con más y más preguntas: ¿Qué significa tu nombre? ¿Te gusta a ti realmente? Elegir un nombre es como hacerle un tatuaje a alguien para toda la vida.
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