Elena Funes creció en Adra, una localidad costera almeriense situada en medio del conocido como “mar de plástico”. Como muchas otras personas de esta región, su familia se dedica a la agricultura, de ahí que esté más que acostumbrada a moverse entre invernaderos. Sabe lo importantes que son estas instalaciones para la economía almeriense, pero también lo contaminantes que pueden ser algunos de los materiales empleados en ellas. Por eso, desde su profesión de diseñadora de moda ha trabajado para dar una segunda vida a esos plásticos abandonad
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