Ya se ha escrito mucho sobre Elena Anaya (Palencia, 1975), pero pocas veces se ha destacado su «obrerismo» como actriz. Empezó con diecinueve años y ha seguido en el tajo sin pausa, tocando todos los palos y sin encasillarse en un arquetipo de personaje. Tan solo el Goya por su papel protagonista en La piel que habito de Pedro Almodóvar sirvió para que levantara el pie del acelerador. Nos encontramos con ella en el verano de 2014, cuando había vuelto al tajo. En una producción argentina, por un lado, Pensé que iba a haber fiesta, de Victoria Ga
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