Tras dos grandes derrumbes en 1931 y 1954, se habían acumulado rocas del tamaño de una casa en la base del lado estadounidense de las cataratas, reduciendo a la mitad su caída vertical original y haciendo temer que la poderosa maravilla natural acabara por desmoronarse y convertirse un largo rápido. En 1965, un periódico local declaró que las cataratas del Niágara eran "un ser querido incurablemente enfermo". Las protestas llevaron al Congreso a autorizar al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos a estudiar posibles renovaciones.
|
etiquetas: cataratas , niágara , ingeniería