La macabra obra de teatro se desarrolló en tres actos: grito, vuelo y golpe seco. Corría noviembre de 1962 cuando un tipo de entradas abultadas y mofletes generosos cayó a plomo desde una ventana de la Real Casa de Correos de la capital. De él sabemos nombre y apellidos, Julián Grimau, y hasta podemos suponer los motivos de su 'accidente'; y nótese la ironía. «Era un conocido dirigente del Partido Comunista. El suyo fue uno de los casos más famosos de represión y tortura en la sede de la Dirección General de Seguridad (DGS), el caserón de la re
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