Durante seis días y siete noches, vendavales, lluvias, huracanes y el diluvio estuvieron golpeando la tierra… Ea abrió la boca, tomó la palabra y le habló a Enlil el audaz: “Pero tú, el más sabio de los dioses, el más valiente, ¿cómo pudiste, inmisericorde, decretar el diluvio? Haz que recaiga la culpa sobre el culpable y el pecado sobre el pecador.
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