El Dioni (Madrid, 1949) es mejor que cualquier protagonista del fenómeno del momento, La Casa de Papel, por una razón escueta y profunda: él es real. Cantante. Campeón de ajedrez. Vendedor en una papelería. Actor porno. Caradura carismático. Tirador brillante. Conductor suicida -pero evasivo-. Currito herido. Concursante de realitys. Villano aclamado por el pueblo. Villano que es como el pueblo. Empresario. Creyente. Bandolero posromántico. Lazarillo de Tormes. Superviviente. Escritor. Reliquia folclórica nuestra.
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