La especie, que es muy celosa de su intimidad -tiene la costumbre de ocultarse en las madrigueras de las arañas- y experta en camuflarse, fue descubierta por unos ecólogos australianos en los años 60. Sin embargo, no la volvieron a ver –o eso creyeron- hasta 1991.
royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsos.190233