En plena explosión del Swinging London, de la exaltación de la juventud, del Londres hedonista y ensimismado de Carnaby Street, Davies giraba su mirada hacia los que nadie da voz, en una oda a las clases más desfavorecidas de la sociedad británica. El líder de los Kinks se había consolidado como un verdadero cronista social en temas como «A Well Respected Man» o «Dedicated Follower of Fashion». Pero ahora iría más allá.
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