Cuenta la leyenda que un monje hindú llamado Bodhidharma, considerado el fundador del budismo Zen, pasó nueve años meditando en una cueva completamente a solas. Su perseverancia por conseguir la iluminación divina fue tan grande que estuvo un total de tres mil días meditando, inmóvil, sin moverse. Circunstancia que provocó que sus extremidades se atrofiasen y se le cayeran los brazos y las piernas. Su repercusión fue tal que se crearon unos amuletos de papel maché en representación de esta historia. Y esos amuletos son los daruma.
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