Hace quinientos años tuvo lugar en Estrasburgo una epidemia de baile. Centenares de personas danzaron ininterrumpidamente durante el verano de 1518 hasta rendir el alma de puro agotamiento. Este lejano episodio, para el que en su momento se adujeron causas astrológicas y que hoy se relaciona con una intoxicación alimentaria, nos deja una estampa legendaria: la de un pueblo entero ejecutando una frenética danza macabra para espantar la calamidad.
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