El Ayuntamiento de Zaragoza o la fuente de La Samaritana inspiraron las monas de Pascua que salieron de un obrador de la capital aragonesa. Ese Willy Wonka que levantó una dulce Zaragoza de miniatura era Miguel Ángel Marín, maestro chocolatero, que estuvo al frente de la confitería La Esperanza de la capital aragonesa, donde llegó a regentar tres establecimientos familiares.
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