Era 1988. Morrissey ya había empezado su carrera en solitario, dejando atrás a The Smiths. Su primer disco fue esa maravilla llamada Viva Hate, llena de temazos sin fin que ya se han convertido en clásicos. Para cerrar el disco, la boca más grande del Reino Unido decidió dedicar unas letrillas a la gobernante que más odiaba ; Margaret Thatcher (la Esperanza Aguirre británica, por si no te suena). En ella pedía la guillotina para la gobernante sin piedad.
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