Un murciélago mordió a un pangolín aprovechando que estaba duchándose y se había quitado el caparazón. A continuación, y sin limpiarse la sangre del hociquito, mordió a un señor que estaba enfermo de SIDA. El citado señor bailaba Hip-Hop y sus movimientos espasmódicos hicieron que los virus de los tres se fundieran en uno solo. Nuestro amigo, que trabajaba de transportista, estornudó sobre una caja de aletas de tiburón que estaba descargando en el mercado de Wuhan. Ya ven qué mala es la Naturaleza. Pero no se preocupen. Nos van a vacunar.
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