Los dos trabajos que ahora se publican son observacionales y, si bien no establecen causalidad, son importantes porque ahondan en estudios anteriores que ya habían concluido la relación entre ultraprocesados y mayores riesgos de obesidad, colesterol alto, presión arterial alta, depresión y algunos tipos de cáncer, según sus autores. El siguiente paso será analizar cómo se produce en concreto ese daño a la salud y averiguar, por ejemplo, si cambia el microbioma intestinal de manera que pueda perturbar el equilibrio energético.
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