El humor puede ser solo verbal, o fruto de otro tipo de códigos, como imágenes, sonidos, gestos, etc. Puede constituir la esencia misma de un texto (caso de la comedia, los chistes, o la poesía humorística) o simplemente aparecer como un elemento más ( novelas, literatura, anuncios publicitarios, canciones y películas). Todo ello incide en la complejidad de su traslado a otra lengua. Como en el caso de la poesía, este se ha considerado siempre uno de los mayores desafíos a los que se puede enfrentar un traductor.
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