La República de Weimar nació del movimiento obrero y popular. De una lucha contra la monarquía, contra los intereses de terratenientes, industriales, grandes empresas y bancos. De una lucha por la democracia, por los derechos laborales y sociales, en fin, por la república. Y, mal que bien, como república logró funcionar pese a las constantes presiones y ataques de aquellos intereses privados en contra de los que se había fundado. Así, el fin de la república alemana de Weimar y la llegada del nazismo están inextricablemente unidos.
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