Un sistema sencillo y universal, éste fue el objetivo de Linneo para hablar inequívocamente de un animal o una planta. Su método, descrito en 1753 en la legendaria obra Species plantarum, contempla una primera palabra empezada en mayúscula y referida al género a la que le sigue otra, en minúscula, que acierta con la especie. Ambas siempre en cursiva y en latín. Sin este sistema, la ordenación y clasificación de los seres vivos sería sencillamente imposible.
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