Como nunca antes, el conflicto de las Malvinas puso a prueba la independencia y la imparcialidad de la BBC, no sólo por las fuertes presiones políticas en Reino Unido, sino también por el apremio económico: la sección en español, como el resto del Servicio Mundial, era financiada en aquel momento por el Ministerio de Relaciones Exteriores británico. Pero la BBC no cedió a los intentos de interferencia. Por el contrario, defendió su autonomía y renovó su compromiso de ofrecer al público las dos caras de la moneda en una guerra.
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