Ningún crimen importante en Estados Unidos requiere tanto viaje como el de robar libros raros de las bibliotecas. Gracias a los estadounidenses ricos, a los europeos pobres, a dos guerras calientes y a una fría, los frutos de 500 años de imprenta se esparcieron por todo Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Y casi todo se podía encontrar en los estantes de alguna biblioteca universitaria.
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