Hay una insistencia tan constante en la felicidad que dan las pequeñas cosas que toda una «industria» de la autoayuda se basa en su mención constante. Mágicas recetas, pensamiento positivo para permanecer contento las veinticuatro horas y sin demasiada medicación. Las pequeñas cosas. Las pequeñas cosas. Las pequeñas cosas. Los mimbres de esta factoría dedicada a la sonrisa bobalicona son tan fuertes que la única razón para que la persona de su lado no sea un «coach» es que lo sea usted mismo. Ni tan siquiera la ironía de Groucho Marx ha podido
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