La investigadora brasileña Arianne Pontes Oriá ha recogido y estudiado las lágrimas de un centenar de especies. En su composición puede estar el secreto para tratar el ojo seco en humanos o para diseñar lágrimas que un día nos permitan bucear con los ojos abiertos. Los científicos sospechan que algunas de las proteínas que han encontrado en las lágrimas del cocodrilo, que hasta ahora estaban sin caracterizar, podrían servir en un futuro para diseñar tratamientos contra el “ojo seco”, que afecta no solo a personas sino también a perros.
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