La colección Gurlitt, formada por 1.500 obras de primer orden de la historia de la pintura que heredó el hijo del marchante de los jerarcas nazis, Hildebrand Gurlitt, estuvo oculta hasta 2012. Esta ocultación hacía sospechar que el origen de las obras era el expolio nazi. La catalogación de las piezas está dando sus frutos, ya que determina que más de 1.000 obras no tienen clara la procedencia. Parece ser que, además, la colección Gurlitt y su contenido debieron ser un secreto a voces en el mercado pese a que apareció oficialmente hace 8 años.
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